Cuando pedimos ayuda a Dios es en muchas ocasiones cuando sentimos que las cosas se han puesto demasiado complicadas. Que la vida parece superarnos y no podemos lograr nuestras metas.
En ocasiones tenemos dificultades que parecen ser mucho mayores a nuestras fuerzas. Que por más que nos esforcemos, pareciera que no podremos salir de estos problemas.
Es cuando imploramos a Dios que nos ayude, que gracias a su guía logremos encontrar la manera de estar bien otra vez. Sentimos que necesitamos una fuerza superior para ello.
Dios es nuestro padre y por ello quiere lo mejor para nosotros. En ocasiones podemos pasar por dificultades, pero debes de creer que no te está dejando de su mano en realidad.
Debes saber pedir ayuda y esperar que todo salga bien. Por supuesto, también dar de nuestra parte para que las cosas mejoren. Es preciso que pongamos un esfuerzo para lograr salir del problema.